La tectónica de es una teoría geológica que explica
la forma en que está estructurada la litosfera (porción externa más fría y
rígida de la Tierra). La teoría da una explicación a las placas tectónicas que
forman parte de la superficie de la Tierra y a los deslizamientos que se
observan entre ellas en su movimiento sobre el manto terrestre fluido, sus
direcciones e interacciones. También explica la formación de las cadenas
montañosas. Así mismo, da una explicación satisfactoria de por qué los
terremotos y los volcanes se concentran en regiones concretas del planeta (como
el Cinturón de Fuego del Pacífico) o de por qué las grandes fosas submarinas
están junto a islas y continentes y no en el centro del océano.
Las placas tectónicas se desplazan unas respecto a
otras con velocidades de 2,5 cm/año lo que es, aproximadamente, la velocidad
con que crecen las uñas de las manos. Dado que se desplazan sobre la superficie
finita de la Tierra, las placas interaccionan unas con otras a lo largo de sus
fronteras o límites provocando intensas deformaciones en la corteza y litosfera
de la Tierra, lo que ha dado lugar a la formación de grandes cadenas montañosas
(por ejemplo las cordilleras de Himalaya, Alpes, Pirineos, Atlas, Urales,
Apeninos, Apalaches, Andes, entre muchos otros) y grandes sistemas de fallas asociadas
con estas (por ejemplo, el sistema de fallas de San Andrés). El contacto por
fricción entre los bordes de las placas es responsable de la mayor parte de los
terremotos. Otros fenómenos asociados son la creación de volcanes
(especialmente notorios en el cinturón de fuego del océano Pacífico) y las
fosas oceánicas.
Las placas tectónicas se componen de dos tipos
distintos de litosfera: la corteza continental, más gruesa, y la corteza
oceánica, la cual es relativamente delgada. La parte superior de la litosfera
se le conoce como Corteza terrestre, nuevamente de dos tipos (continental y
oceánica). Esto significa que una placa litosférica puede ser una placa
continental, una oceánica, o bien de ambos, si fuese así se le denomina placa
mixta.
Uno de los principales puntos de la teoría propone
que la cantidad de superficie de las placas (tanto continental como oceánica)
que desaparecen en el manto a lo largo de los bordes convergentes de subducción
está más o menos en equilibrio con la corteza oceánica nueva que se está
formando a lo largo de los bordes divergentes (dorsales oceánicas) a través del
proceso conocido como expansión del fondo oceánico. También se suele hablar de
este proceso como el principio de la "cinta transportadora". En este
sentido, el total de la superficie en el globo se mantiene constante, siguiendo
la analogía de la cinta transportadora, siendo la corteza la cinta que se
desplaza gracias a las fuertes corrientes convectivas de la astenósfera, que
hacen las veces de las ruedas que transportan esta cinta, hundiéndose la
corteza en las zonas de convergencia, y generándose nuevo piso oceánico en las
dorsales.
La teoría también explica de forma bastante
satisfactoria la forma como las inmensas masas que componen las placas
tectónicas se pueden "desplazar aunque existen varios modelos que
coexisten:
Las placas tectónicas se pueden desplazar porque la litósfera tiene
una menor densidad que la astenósfera. Las variaciones de densidad laterales
resultan en las corrientes de convección del manto, mencionadas anteriormente.
Se cree que las placas son impulsadas por una combinación del movimiento que se
genera en el fondo oceánico fuera de la dorsal (debido a variaciones en la
topografía y densidad de la corteza, que resultan en diferencias en las fuerzas
gravitacionales, arrastre, succión vertical, y zonas de subducción). Una
explicación diferente consiste en las diferentes fuerzas que se generan con la
rotación del globo terrestre y las fuerzas de marea del Sol y de la Luna. La
importancia relativa de cada uno de esos factores queda muy poco clara, y es
todavía objeto de debate.